Vídeo de la intervención de Lluís Giralt en el Congreso Internacional ACE de la Enología y el Cava 2021 el 5 de noviembre de 2021, y resumen de su ponencia.

 

En el proyecto Hidroviña  participan diferentes empresas (Gramona, Codorniu, Juvé&Camps, Tamic y ADV) y en el que INCAVI realiza el análisis de los datos obtenidos. Dicho proyecto se basa en la creación e instalación de una red de sensores que recogen los datos meteorológicos y edáficos necesarios para conocer el estado hídrico del suelo y de las plantas de distintos viñedos del Penedés y Costers del Segre. Su objetivo es servir de base de trabajo en la adaptación de las técnicas vitícolas a las alteraciones provocadas por el cambio climático.

INCAVI realiza el estudio de 18 puntos de observación de viñedos en los que se instalaron diversas estaciones meteorológicas que registran temperatura, humedad relativa, pluviometría, radiación solar, rocío y evapotranspiración, y disponen de sensores (situados a 40 cm de profundidad) que proporcionan la humedad del suelo y el potencial hídrico de la planta (mediante cámara de Schollander). Los distintos observatorios se situaron según cada empresa participante. Tamic, por su parte, ofrece un web en el que pueden consultarse los datos de las estaciones de estudio, que se pueden descargar y procesar para obtener información de interés.

En cuanto al análisis de suelos realizado, existen muchos factores puesto que en una misma parcela puede haber diferencias significativas en su composición, y en una viña o en una comarca aún más. Con estos análisis se obtienen datos de la textura del suelo (porcentaje de arcilla, arena, limo), cal activa, pH, conductividad, materia orgánica, etc.

Los datos meteorológicos más la humedad del suelo evidencian diferencias significativas entre los distintos puntos en los que se encuentran los sensores. Igualmente, se observa que hay mucha variabilidad a lo largo de un determinado período de tiempo y comparando distintos años. La información que proporciona la red durante años sirve, por tanto, para realizar posteriores acciones de prevención y mejora.

Con los datos obtenidos se ha realizado una determinación de la capacidad de campo y del agua útil para el cultivo, determinación que se realiza empíricamente en el laboratorio (agua después del drenaje) y que indica el estado de estrés que ha sufrido la viña. Con un gráfico de máximos y mínimos el viticultor puede corregir el suelo de cada parcela como depósito de agua útil.

En cuanto al potencial hídrico de la planta, se han realizado una serie de controles, que se inician a finales de primavera, y en los que se tienen en cuenta el estado del suelo. El objetivo es determinar un algoritmo de correlación entre el potencial hídrico y la humedad del suelo, para cada observatorio, pues las condiciones son específicas y distintas en cada punto.

También se ha determinado el desarrollo vegetativo de la viña, teniendo en cuenta que su consumo hídrico no viene determinado solamente por la lluvia sino también por la transpiración de la planta. A mayor vegetación se requiere más cantidad de agua.  Asimismo se ha estudiado, en una viña, el suelo de una hilera labrada y otra con cubierta vegetal autóctona. Los sensores indican que el suelo de la hilera labrada retiene más humedad que la que posee cubierta vegetal.

Como conclusión se indicó que mediante la viabilidad de la red puede realizarse un seguimiento de la dinámica del suelo en viñas de secano, y que mediante el estudio de los datos en los puntos de la parcela puede mejorarse la dinámica del viñedo.

Para obtener resultados fiables es preciso caracterizar las parcelas, tener una previsión de la vendimia y de las condiciones de maduración y, sobre todo, es básico ampliar la base de datos de la red para obtener una mayor y mejor información del estado de las viñas.

 

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