Resumen del artículo Grapevine breeding: recent progress and experiences (Reinhard Töpfer and Rudolf Eibach, JKI Institute for Grapevine Breeding Geilweilerhof, Siebeldingen, Germany), publicado en ACENOLOGIA 2017, núm.160, julio, dentro del Dossier sobre La diversidad genética de la vid, una herramienta, coordinado por el Prof. José Miguel Martínez Zapater (ICVV).
La mejora genética de variedades de vid no es tarea fácil. Variedades que se pusieron en cultivo en los años noventa del pasado siglo, habían empezado a seleccionarse a partir de cruzamientos realizados en los años sesenta. Aparte de la selección para los rasgos de producción y de resistencia requeridos, las variedades que se van a dedicar a la vinificación requieren etapas adicionales de selección en las que es necesario elaborar y analizar los vinos producidos durante varios años y seleccionar las que presentan mayor aptitud enológica. Una vez seleccionada una variedad de calidad, su introducción en el mercado puede ser una dificultad adicional. El proceso se inicia con la inclusión en el registro de variedades pero, en definitiva, la nueva variedad tiene que ganar el interés de productores y consumidores, a menudo acostumbrados a vinos varietales con fuerte conexión entre la variedad y su vino respectivo.
Reinhard Töpfer y Rudof Eibach del Instituto JKI de Mejora Genética de la Vid de Geilweilerhof en Alemania, opinan que los plazos de tiempo necesarios para la selección de nuevas variedades podrán reducirse hasta diez años conforme se incremente el conocimiento de la genética de la vid. Así, por ejemplo, el avance en la identificación de genes de resistencia a oídio (Erysiphe necator) y mildiu (Plasmopara vitícola) y a otras enfermedades de la vid ha permitido desarrollar marcadores moleculares que, cuando se utilizan estrategias SAM (selección asistida por marcadores), permiten aceleran la selección en los programas de mejora y confirmar la acumulación de varios genes de resistencia en cada variedad. El uso de marcadores y de “microvides” de generación rápida permite también construir en poco tiempo líneas de mejora portadoras de resistencias poligénicas, con buenas características productivas y libres de aromas desagradables. Líneas de mejora que con más del 97% del genoma de Vitis vinífera servirán para acelerar la mejora de las variedades de élite.
Las primeras variedades alemanas resistentes a oídio y mildiu son portadoras de un gen de resistencia para cada una de estas enfermedades y han servido para demostrar que es posible combinar resistencias a enfermedades y aptitud para la elaboración de vinos de calidad. Muchas de estas variedades no se distinguen de las variedades tradicionales de V. vinifera, ni a nivel taxonómico ni en catas ciegas. La siguiente generación de variedades resistentes podría estar representada por variedades como calardis blanc que se espera llegue al mercado en 2018. Estas variedades serán resistentes a un mayor número de enfermedades de la vid y acumularán varios genes de resistencia para cada enfermedad, resistencias que seguirán aumentando con cada generación de nuevas variedades mejoradas.