La noticia ha sido la publicación en Horticulture Research de un nuevo artículo titulado «El genoma de referencia completo para la genética y el mejoramiento de la vid (Vitis vinifera L.)». Este genoma PN_T2T sin huecos (494,87 Mb) [pares de bases] ha mejorado significativamente con respecto a versiones anteriores.
En general, las versiones anteriores del genoma de referencia de la vid consistían en miles de fragmentos a los que les faltaban centrómeros y telómeros, lo que limitaba la accesibilidad de la herencia de rasgos agronómicos importantes en estas regiones. Hay que destacar que este genoma de referencia sin espacios es el primer genoma de referencia T2T de un cultivo frutal, que proporciona importantes recursos para la genética y que potencialmente pueden contribuir al mejoramiento de la vid.
Los resultados muestran que los términos más significativamente enriquecidos han sido la respuesta a la privación de agua, la fosforilación de proteínas, división celular, respuesta al estrés oxidativo y respuesta al estrés salino, estrechamente asociados con actividades fisiológicas clave en las plantas.
El genoma completo está disponible en la plataforma Grapedia: https://grapedia.org/genomes/.
Ampliando el foco de la noticia, poder disponer del genoma completo de Vitis vinífera resulta una contribución significativa al proyecto Biodiversidad Genómica Europa (https://biodiversitygenomics.eu/), una iniciativa estratégica de largo recorrido de la Comisión Europea (https://cordis.europa.eu/project/id/101059492) cuyo objetivo primordial es acelerar el uso de la ciencia genómica para mejorar la comprensión de la biodiversidad del continente, monitorear los cambios en la biodiversidad y guiar las intervenciones para abordar su disminución,* objetivos que sintonizan con la mayoría de las corrientes actuales de la vitivinicultura, especialmente sensible a la pérdida de biodiversidad en entornos agrícolas.
Tal vez relacionado con ello (o no), desde su publicación el artículo del genoma de Vitis ha alcanzado una popularidad inusual para un trabajo científico de estas características, especialmente si tenemos en cuenta que su mayor difusión se ha producido a través de las redes sociales (X) y, en menor medida, de medios tradicionales (https://oxfordjournals.altmetric.com/details/145029249#score). Parece que la “nueva realidad” en cuanto al consumo de información se va imponiendo en la comunicación de la ciencia. Pero es comunicación. La simple contemplación del genoma, más allá del impacto que su complejidad pueda provocar en quien lo consulte, no produce efecto alguno en la vid (y habría que ver si ocurre lo mismo en el observador). Aplicar el conocimiento que proporciona comprender el genoma secuenciado requiere intervención, y ese es un concepto que en el ámbito vitivinícola genera posicionamientos paradójicos, porque hoy sabemos que es esencial identificar y asumir el problema, pero ineficaz abordarlo en profundidad (pérdida de biodiversidad, deterioro del suelo, cambio climático) sin un análisis científico profundo y la posterior aplicación de lo aprendido.**
La ciencia genómica es, sin duda, uno de los instrumentos imprescindibles para aprender a revertir las múltiples crisis que afronta la vitivinicultura. Crisis que ya forman parte de nuestra cultura social y política, pero no de nuestra cultura científica. Y esa disonancia la puede pagar muy cara el vino.
* Lo que comporta recopilar, gestionar y compartir ingentes cantidades de datos no triviales sobre las especies multicelulares europeas (cosa que no está ocurriendo) datos que en algún momento deberán procesarse con inteligencia artificial para obtener información coherente.
** No hay más que contrastar las expectativas generadas con el descifrado del genoma humano que, más allá del profundo conocimiento adquirido, ha desencadenado una enorme cantidad de proyectos enfocados a mejorar el bienestar y la salud humana, planteando terapias novedosas, sin que la manipulación genética o la clonación que profetizaban los augures hayan hecho acto de presencia.