Javier Cabañes dirige el Grupo de Micología Veterinaria de la Universitat Autònoma de Barcelona que se ha erigido en uno de los referentes en la investigación de hongos productores de OTA, la micotoxina que más preocupa a los elaboradores. Sus recientes trabajos científicos han permitido identificar a las especies responsables de este contaminante en vides de la península Ibérica, un paso imprescindible para el control y la seguridad alimentaria.
¿Cuál es la razón de que un grupo de investigación en veterinaria haya llegado a investigar tan activamente en un campo como el de la enología?
Nuestro grupo de investigación centra su actividad investigadora en el estudio de los hongos como agentes causales de procesos patológicos relacionados con enfermedades infecciosas y micotoxicosis que pueden afectar tanto a animales como al hombre. Una de nuestras líneas de investigación principales se relaciona con la identificación y la caracterización de los hongos que producen micotoxinas, utilizando principalmente técnicas microbiológicas, cromatográficas y de biología molecular.
En el caso de la ocratoxina A (OTA), los primeros casos de micotoxicosis fueron detectados en afecciones de cerdos y aves, a principios del siglo pasado en países nórdicos, bastante antes del descubrimiento de la OTA y de sus especies productoras. En nuestras latitudes, la nefrotoxicidad animal por ocratoxina A no es habitual, pero nosotros estábamos detrás de esta toxina y de sus hongos responsables. Hasta hace poco tiempo se creía que la producción de OTA estaba exclusivamente relacionada con Penicillium verrucosum en países de clima frío o temperado y con Aspergillus ochraceus en países de clima cálido o tropical. En el año 1994 nuestro grupo de investigación publicó la primera descripción de la capacidad productora de ocratoxina A en aislados de Aspergillus niger, hecho que implicaba un riesgo inesperado para la salud humana y animal, debido a que son una fuente importante de enzimas extracelulares y ácidos orgánicos ampliamente utilizados por la industria alimentaria y que tienen la categoría GRAS («generalmente reconocidos como seguros») de la Food and Drug Administration (FDA). Cuando se publicaron los primeros artículos de la presencia de OTA en vino, el Dr. Santiago Mínguez del Institut Català de la Vinya i el Vi (INCAVI) se puso en contacto con nosotros para colaborar en la investigación del origen de esta toxina en este producto. Los resultados preliminares confirmaron que la especie responsable de la presencia de OTA en el vino era Aspergillus carbonarius, un moho muy parecido y próximo a A. niger. A partir de aquí nos hemos coordinado con otros equipos nacionales e internacionales con el objetivo de encontrar soluciones a este problema.
Hablando con precisión, ¿cuál es el verdadero grado de toxicidad de la ocratoxina A en seres humanos?
Existen datos no muy claros de nefrotoxicidad para ocratoxina A en poblaciones humanas de los Balcanes y del norte de África. La Agencia Internacional de Investigación del Cáncer (IARC), basándose en datos obtenidos de estudios animales, ha concluido que esta toxina debe incluirse en la clasificación de riesgo 2B, es decir, «posible cancerígeno en humanos». Los efectos más destacados de la OTA son teratógenos e inmunotóxicos y su toxicidad se localiza básicamente en el riñón. Pese a todo, aún no existen datos concluyentes que avalen la relación directa con tumores humanos y por eso la IARC habla de un riesgo en la categoría de «posible». Se han llevado a cabo estudios en muestras de suero de población sana y se han detectado concentraciones de OTA muy pequeñas. Sin embargo, esa presencia de OTA en sangre de población sana confirma la exposición continuada a esta micotoxina a la cual estamos sometidos. En cualquier caso, los niveles de ocratoxina A en los productos elaborados y en las fuentes de alimentación están muy controlados por la Unión Europea y las Administraciones sanitarias de los Estados.
¿Es el vino el único alimento en que puede aparecer la OTA? ¿Dónde se encuentra su origen?
Esta micotoxina se detecta en varios alimentos destinados al consumo humano como son los cereales y sus derivados, el café, la cerveza las especies, el cacao, la uva, las pasas, el vino y algunos productos cárnicos, entre otros, y los piensos en el caso de los animales. Debido a su peligrosidad, la Unión Europea ha establecido recientemente una legislación para controlar su presencia en algunos de estos alimentos. El vino es uno de los sustratos que pueden estar contaminados con OTA y se le ha considerado la segunda fuente de esta micotoxina en la dieta humana después de los cereales.
Por lo que respecta al origen de esta micotoxina, se encuentra básicamente en ciertas especies de Aspergillus y Penicillium.
Actualmente, ¿cuál es la regulación que marca la legislación en este sentido y a qué alimentos afecta?
La Unión Europea ha desarrollado una normativa que establece los niveles máximos de ocratoxina A de diferentes productos alimentarios que pueden estar contaminados con esta toxina. En el caso del vino y del mosto, la cantidad máxima que se permite de OTA es de 2 µg/kg. Hoy por hoy, afecta también a otros alimentos como el café, las pasas, el zumo de uva o los cereales y productos derivados con límites variables establecidos por la Administración.