El conocimiento que nos permite desarrollar nuestras competencias profesionales (y personales) lo adquirimos transitando nuestro pasado, un recorrido al que raramente dedicamos atención, porque lo intuimos invariable y básicamente deudor de nuestra actual posición. Bastaría una mirada algo más extensa y detenida para llenarnos de perplejidad al releer algunas de las novedades a las que entonces tuvimos acceso, y recordar la reacción que nos provocaron.
De las casi infinitas miradas con las que podemos rescatar el pasado, nos interesa especialmente focalizar en la enología, una disciplina con un extenso pasado, que no siempre ha transcurrido en continuidad, pero que Acenología ha registrado ininterrumpidamente desde principios del siglo XXI.
Recuperar artículos del pasado de Acenología, que ha transcurrido paralelo al pasado de sus lectores, no es un acto de nostalgia. Bien al contrario, representa poner en valor el conocimiento actual a través de lo que nos ofrecía la enología hace dos décadas, un ejercicio que iniciamos en este informativo y que continuaremos en los siguientes, a modo de celebración del vigésimo quinto aniversario de la publicación.
Descubriremos que el conocimiento siempre avanza, y que la naturaleza del vino permanece.
Feliz cata y buen provecho.