ACE Revista de Enología es un modelo de publicación que se ha ido consolidando mediante constancia, esfuerzo y visión de futuro. Por todo ello ha podido llegar al número 90 coincidiendo con el final del 25 aniversario de la edición impresa de la publicación. Efemérides que se ha llevado con la discreción aconsejada por un entorno en crisis, que no invita a celebraciones.
A la hora de valorar este éxito es necesario tener en cuenta que, como en toda aventura de raíces intelectuales, las personas en este proyecto resultan casi tan importantes como las ideas que defienden.
En sus inicios (enero de 1984), el espíritu que movió a los fundadores de la actual Asociación Catalana de Enólogos (ACE) fue crear un vínculo indisoluble entre el colectivo y la publicación, al ser creadas las dos instituciones a la vez. Conscientes de que la ciencia es uno de los activos con mayor potencial para el futuro de la profesión de enólogo, y de la que era preciso ser protagonista y no solamente consumidor, impulsaron un medio propio capaz de prescribir una visión genuina de la enología más allá de las fronteras de la Asociación. La aventura de la revista representó un largo camino de superación lleno de dificultades para las sucesivas Juntas directivas que actuaban de comité de redacción.
Con el cambio de siglo (octubre de 2000) se creó el Consejo editorial, con la voluntad de librar a los miembros de la Junta de un trabajo tan intenso y para que focalizasen sus esfuerzos en abastecer otros servicios que eran igualmente necesarios para los asociados. El nuevo órgano permitía, además, que se generase una publicación más abierta, independiente y global. El Consejo tendría como finalidad diseñar los contenidos con criterios de rigor, seleccionar los mejores autores y velar de manera constante por la cualidad de la publicación. En esta etapa, un grupo de personas de diferente procedencia, conocimientos e intereses profesionales de los enólogos, elaboradores y proveedores hasta investigadores científicos, con la convicción del valor de la ciencia como elemento de unión, supieron aportar de manera desinteresada sus conocimientos y su experiencia hasta conseguir que la revista alcanzase el lugar de referencia en el mundo de la enología científica y profesional que actualmente posee, no sólo en nuestro país sino en el resto del mundo.
Ha sido un trabajo duro y continuado, y alguno de los miembros del Consejo han ido pidiendo el merecido relevo. Era preciso complacer la petición, y el cumplir los 25 años representa una excelente ocasión para iniciar la renovación parcial de los miembros del Consejo editorial; un proceso que se realizará de manera progresiva, con el máximo respeto hacia los que nos dejan (y que pasan al Consejo asesor) y con la suficiente perspectiva como para incorporar nuevos elementos que continúen el trabajo en clave del siglo XXI. Todo ello concluirá antes de finalizar el 2010.
Quisiera agradecer a todos y cada uno de los miembros de Consejo, el trabajo realizado y su compromiso en realizarlo con la máxima exigencia. Resultaría redundante citarlos aquí, ya que sus nombres se hallan en la página de créditos de cada número.
También deseo agradecer a los nuevos miembros la generosidad y valentía en aceptar el reto, y espero que su participación abrirá un nuevo y brillante período de la revista, siempre al servicio de los enólogos de la ACE y los del resto del mundo.